REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Antes que nada hay que entender que la pornografía viaja a través de los ojos, las imágenes atraviesan el iris y producen una liberación de una sustancia química llamada dopamina, que activa principalmente el deseo y la motivación.
Cuando se consumen drogas, alcohol o pornografía, el cerebro se sobrecarga de dopamina y a medida que se va consumiendo material porno, el cerebro se acostumbra a altas cantidades de ella.
“Los estudios científicos más recientes apoyan estas hipótesis después de analizar los efectos a nivel cerebral de las personas que consumen porno repetidamente, aludiendo que a mayor consumo más se deterioran sus conexiones neuronales”.
Así lo explica en entrevista a EFEsalud María Contreras, psicóloga e integrante de la plataforma “Dale una vuelta”.
La organización persigue convertirse en un referente para ayudar a las personas a conseguir una vida sexual plena y saludable, mediante la divulgación de datos e investigaciones, charlas en colegios y campañas como la de “Stop Porn. Start Sex”.
- Adicto a la pornografía: cómo saberlo
Pero cómo saber si la persona que consume pornografía es ya un adicto.
De acuerdo con los expertos de la citada plataforma estas son algunas señales de alerta:
1.- Dejo de lado otras ocupaciones para dedicar tiempo a la pornografía online.
2.- Prefiero estar en el ordenador viendo páginas web de contenido pornográfico que salir a ver a mis amigos o a quedar con personas reales.
3.- Lo oculto o miento, me avergüenzo de mi propia conducta sexual en internet y gasto dinero a escondidas en chats o páginas webs online.
4– Utilizo el porno para regular mis emociones: cuando estoy triste, solo, de bajón, aburrido o para celebrar algún éxito.
5.- Una pregunta clave es: ¿Soy capaz de parar? ¿Podría dejar de hacerlo?
6.- Cada vez necesito ocupar más tiempo viendo material pornográfico.
7.- Me siento culpable tras haberla consumido.
8– He hecho cosas ilegales con respecto a la pornografía y tengo que borrar constantemente el historial de mi ordenador.
“A las personas con este tipo adicción les cuesta mucho confesarlo. Al final les pilla su mujer o sus propios hijos. Aunque hay veces que sí lo reconocen”.
“Tienden además a mentir a su parejas, entran en contradicciones”.
“Cada vez hay más porque empiezan desde muy pequeños y en cuanto llegan a los 30 es cuando comienzan a acudir a consulta”.
“Han tocado fondo: su mujer les ha dejado, les han sorprendido en el trabajo… o simplemente se han dado cuenta de que tienen un problema porque no hacen prácticamente otra cosa”.
“Una de las señales de alerta es que te da igual consumir en cualquier sitio, y te arriesgas a que cualquiera te vea, porque puede más la adicción que cualquier otra cosa”.
- Causas
Pero qué es lo que empuja, especialmente a los adolescentes, al consumo de una pornografía que en estos momentos es tan accesible como asequible a cualquier bolsillo, ya que existen páginas en internet muy conocidas, que son completamente gratis.
A juicio de la psicóloga hay muchas razones que llevan a ello, como, por ejemplo, conseguir estima personal, seguridad. …O por simple satisfacción sexual.
“También por lograr estabilidad emocional, intimar con alguien, buscar que alguien les haga caso, porque todos los amigos lo hacen”.
Por curiosidad, por tener experiencia, por aburrimiento, porque se sienten solos, porque están irritables o porque necesitan liberar el estrés.
La pornografía, concluye María Contreras, conquista sus deseos, y este consumo cultural puede provocar una “desconexión” entre chicos y chicas e inducirles a prácticas sexuales de riesgo, que pueden llevar a una conducta sexual patológica.
“Pero si hablamos ya de pacientes, puede haber un componente psicopatológico, y presentan niveles de ansiedad muy altos, por lo que consumen pornografía para relajarse”.
“Hay pacientes que tienen altos niveles de impulsividad, y es otra causa de acceso a la pornografía”.
“Luego están los obsesivos que, por ejemplo, son incapaces de quitarse de la cabeza imágenes repetitivas de pornografía”.
- Consecuencias
A nivel individual, tanto en adolescentes como en adultos, puede provocar déficit de habilidades sociales, problemas emocionales y conductuales.
Depresión o ansiedad, prácticas como fumar o beber, así como el consumo de ciertas drogas, aislamiento social afectivo, baja autoestima o estados emocionales negativos: tristeza, frustración, vacío, aburrimiento, soledad, tensión…
Entre las consecuencias en mujeres, destaca que tienen imágenes distorsionadas de su cuerpo y sienten la necesidad de cambiar su apariencia, sin importar cuál sea su opinión acerca de la pornografía.
Tratan de estar a la altura de los cuerpos y comportamientos sexuales de las mujeres que sus parejas contemplan online y temen haber perdido su capacidad para excitarle, por lo que se subordinan a ellos.
A veces desean centrarse en sus parejas, pero en lugar de ello, sus mentes se llenan de imágenes pornográficas… Los que empiezan con porno suave acaban interesándose por el duro.
“A medida que las imágenes sobrecogedoras se hacen más tolerables, las que le excitaban previamente se vuelven menos interesantes y esto lleva al usuario a buscar un material porno más extremo e impactante que aquel con el que empezó. El hombre termina por ser violento”.
- Soluciones
La plataforma Dale Una Vuelta aconseja, entre otros, limitar la exposición a internet cuando su uso no sea necesario y activar un filtro anti porno en los dispositivos que se utilicen habitualmente (ordenador, móvil, televisión), así como destruir todo el material pornográfico que tengas almacenado.
Prestar especial atención a situaciones, objetos, lugares o personas que desencadenan el deseo de consumir porno: observa qué te activa el deseo.También recomienda situar el ordenador en un lugar abierto y visible de la casa y/o trabajo para que la tentación sea menor.
“Si la persona se siente triste, aburrida, sola o angustiada, debe tratar de identificar el por qué y no dejar que esa emoción le lleve como una ola”
Fuente: Noticias SIN
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